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La Ley de Negligencia Ética dentro de la Resurrección Paleogenética (ENPGR por sus siglas en inglés), mejor conocida como la Ley de Guardia Genética o Acta de Guardia Genética, es un proyecto de ley estadounidense destinado a regular la investigación de des-extinción y garantizar el bienestar de las especies creadas a través de dicho proceso. Fue aprobado por el Comité de Ciencia de la Cámara de Representantes los Estados Unidos (UHCS por sus siglas en inglés) a finales de 1997 como respuesta directa al incidente ocurrido en mayo de ese mismo año en San Diego, California, que originalmente reveló la des-extinción como un hecho científico al público. La redacción del acta también involucró al ex director ejecutivo de International Genetic Technologies, el Dr. John Hammond, y a los miembros actuales de la gerencia senior de InGen.

Aunque la ley originalmente fue elogiada como un hito en la legislación para los derechos de los animales des-extintos, fue suavizada seis años después de su creación por miembros de alto rango de la UHCS; originalmente se dio el pretexto de que Masrani Global Corporation, la empresa matriz de InGen y, por lo tanto, el líder mundial en la ciencia de la des-extinción, no pudo realizar importantes avances médicos debido a las restricciones impuestas a la ingeniería genética. Sin embargo, nueva información publicada tras el incidente de Isla Nublar en 2015 reveló que miembros clave de la Cámara habían sido sobornados por partes interesadas para disolver la ley. Además, se descubrió que InGen y Masrani Global habían violado el Acta incluso antes de las Regulaciones de 2003.

Debido a las violaciones cometidas a finales de la década de 1990 y la reversión de 2003, esta ley ya no se considera una medida efectiva, aunque todavía es una parte válida de la legislatura federal de EE. UU.  

Historia[]

Antecedentes y creación: 1997[]

«International Genetic Technologies está obligada a contener y proteger a los dinosaurios de una mayor proliferación, a través de la cría o experimentación sin control; o daño a través de la destrucción organizada de su composición biológica, o condiciones de vida.»
―Extracto del Proyecto de Ley ENPGR, 1997

El 30 de mayo de 1997, la empresa de bioingeniería International Genetic Technologies realizó una conferencia de prensa matutina sobre la apertura de su nuevo parque temático, Jurassic Park, en San Diego, California. Durante el evento, el navío de transporte SS Ventura 5888 se estrelló contra el complejo frente al mar y su carga, un Tyrannosaurus rex macho adulto, fue liberada accidentalmente en la ciudad. El caos resultante involucró daños a la propiedad y la muerte de varias personas, incluido el director ejecutivo de InGen, Peter Ludlow. Además, la des-extinción, la práctica de devolver a la vida animales extintos a través de una combinación de ingeniería genética y clonación, fue revelada al público como un hecho científico. El animal que escapó y su descendencia fueron recapturados por los científicos Ian Malcolm y Sarah Harding, el primero de los cuales había intentado revelar las prácticas de des-extinción llevadas a cabo por InGen en 1995.

La empresa había estado investigando la des-extinción al menos desde principios de la década de 1980, teniendo su éxito en 1986. Estos estudios y experimentos se realizaron en lugares remotos con el fin de mantenerlos en secreto ante el público; se trasladaron del laboratorio privado de la Residencia Lockwood a la isla costarricense de Sorna en 1982. El entonces director ejecutivo de InGen, John Hammond, decidió construir el parque temático Jurassic Park en Isla Nublar, abandonando la ubicación original en San Diego, por lo las operaciones se expandieron allí en 1987. El parque termino siendo saboteado desde dentro, rematando varios problemas técnicos y logísticos, provocando su abandono en junio de 1993. La investigación en Isla Sorna fue severamente reducida por Hammond, quien comenzó a preocuparse más por asuntos de bienestar animal que por los negocios de InGen; la compañía terminó por abandonar Isla Sorna definitivamente durante el huracán Clarissa en 1995, aunque más tarde se descubriría que los animales persistieron. Los continuos problemas en InGen resultaron en la destitución de Hammond como presidente de la empresa en 1997, siendo reemplazado por Peter Ludlow, quien promulgó planes para recuperar los activos animales sobrevivientes de Isla Sorna y resucitar el parque de San Diego. Hammond, a pesar de haber sido despedido, saboteó la operación de Ludlow, lo que condujo directamente al incidente de San Diego el 30 de mayo.

A raíz del incidente, tanto el público estadounidense como el gobierno, así como la población mundial, se involucraron en un serio debate bioético con respecto a las especies des-extintas. Numerosos tipos de animales y plantas prehistóricos genéticamente modificados ahora vivían en Isla Sorna, con algunos ejemplares sobrevivientes también en Isla Nublar, pero no tenían cabida en ningún ecosistema moderno. También se argumentó que eran propiedad de InGen, aunque el incidente de San Diego puso a la empresa en una crisis financiera tal que tenía poco poder para reclamar sus activos. Hammond, visto como la voz de InGen tras la muerte de Ludlow, instó a la comunidad internacional a proteger a las especies des-extintas de la explotación; también instó al Departamento de Reservas Biológicas de Costa Rica para que tomara medidas, ya que las islas que albergaban a las criaturas eran territorio costarricense.

En última instancia, Hammond y ciertos miembros de los rangos superiores de InGen trabajaron con la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, particularmente con el Comité de Ciencias de la Cámara (UHCS), para crear una ley que extendería la protección de animales en peligro de extinción, como se describe en la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973 (enmendada en 1978), para abarcar a las especies des-extintas. Denominado como el Proyecto de Ley de Negligencia Ética dentro de la Resurrección Paleo-Genética (o ENPGR por sus siglas en inglés), esta acta también prohibió a InGen continuar con la investigación de extinción y restringió el acceso a las islas arrendadas por dicha empresa en el Golfo de Fernández, incluidas Isla Sorna e Isla Nublar. Conocida posteriormente como Ley de Guardia Genética, fue aprobada por la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, cuyo presidente en ese momento era Newt Gingrich. El Senado, en ese momento presidido por el vicepresidente Al Gore, estuvo de acuerdo y el proyecto de ley fue enviado al presidente Bill Clinton para su consideración. Con el sello de aprobación del presidente, el Acta de Guardia Genética se convirtió en ley. Hammond vivió lo suficiente para ver cómo este proyecto se hacía realidad, pero falleció poco después a finales de 1997.

Violaciones: 1998-2002[]

«Se descubrió que muchas de las especies de dinosaurios presentes en Isla Nublar eran especies nuevas que habían sido clonadas antes de que se regulara la ley en 2003, y el UHCS aprobó el cambio a través de un proceso corrupto y deliberadamente engañoso.»
―Extracto del artículo ¿Que mató la Ley de Guardia Genética?, Zia Rodriguez, DPG

InGen, en crisis tras los desastrosos acontecimientos de 1997, fue comprada por la megacorporación india Masrani Global Corporation en 1998 tras una polémica guerra de ofertas. Esta empresa era encabezada por Simon Masrani, quien había sido un amigo personal cercano de Hammond. Masrani era un ecologista como lo había sido Hammond durante sus últimos años de vida, y se comprometió públicamente a defender las estrictas normas de la Ley de Guardia Genética. Sin embargo, no todos los miembros de InGen, o su nueva sociedad gestora, eran tan dedicados a los derechos de los animales o la ley; una de esas entidades fue el genetista en jefe de InGen, el Dr. Henry Wu, cuya investigación sobre la des-extinción condujo a avances científicos innovadores desde que fue contratado por la empresa en 1986. Justo antes del incidente de San Diego, había logrado hibridar varias especies de plantas, incluidas algunas variedades extintas, para crear un nuevo género y especie llamado Karacosis wutensis. Este notable logro se inspiró directamente en los efectos secundarios no deseados del empalme de genes descubierto en dinosaurios des-extintos. Con la Ley de Guardia Genética en vigor, su investigación se vio muy inhibida.

Aproximadamente cien días después de la compra de InGen por parte de Masrani Global Corporation, un grupo de científicos de InGen, incluido el Dr. Wu, regresaron ilegalmente a Isla Sorna sin el permiso del Departamento de Reservas Biológicas de Costa Rica o de las Naciones Unidas, quienes monitoreaban la isla conjuntamente en este punto; continuaron la investigación de des-extinción en el transcurso de los siguientes nueve meses, desafiando las restricciones del Acta de Guardia Genética. El resultado de estas actividades ilícitas fue la creación de varias especies nuevas de dinosaurios (y variedades potencialmente nuevas de especies preexistentes), incluido al menos un espécimen que impulsó en gran medida la investigación de hibridación del Dr. Wu. La operación de InGen fue infiltrada y fuertemente influenciada por su rival corporativo BioSyn Genetics. A mediados de 1999, Isla Sorna fue nuevamente abandonada por temor a que las Naciones Unidas o algún gobierno nacional descubriera esta incursión criminal y los datos recopilados fueron archivados, tanto en beneficio de la investigación del Dr. Wu como para la eventual creación de un nuevo Parque Jurásico. Si bien no está claro si Simon Masrani estaba al tanto del uso delictivo de las instalaciones de Isla Sorna, se sabe que uno de los principales objetivos de Masrani Global había sido revivir el parque desde un principio. A InGen se le otorgó acceso limitado a Isla Sorna en 1999, y el propio Masrani visitó la isla. BioSyn finalizó su actividad de espionaje en el año 2000, también abandonando la isla.

El uso ilegal de las instalaciones de Isla Sorna por parte de InGen comenzó a causarles problemas con bastante rapidez una vez que la evidencia de sus creaciones salió a la luz accidentalmente debido a un incidente internacional ocurrido en la isla en 2001. Para evitar consecuencias legales, miembros de Masrani Global Corporation sobornaron a funcionarios clave del gobierno de los Estados Unidos para enterrar los testimonios de los testigos y garantizar así que la evidencia nunca fuera revelada; la información pública sobre el incidente fue lo suficientemente censurada como para evitar la exposición. Sin embargo, InGen estaría en apuros para contener esta información e hizo todo lo posible para evitar que esta se filtrara durante los siguientes diecisiete años. BioSyn también intentó ocultar su participación, pero no tuvo problemas con la posibilidad de que InGen enfrentara mala prensa.

Dilución: 2003-presente[]

«El avance de estas tecnologías, basándose en activos antiguos y creando otros nuevos, se usaría para protegerse contra anomalías genéticas o enfermedades hereditarias que podrían surgir durante el ciclo de vida de cualquiera de los animales, y podría potencialmente extenderse a la erradicación de muchas de esas enfermedades que Prevalecen en el reino animal y en los humanos. Las aplicaciones de esta investigación también se extenderían a la vida silvestre y el ecosistema circundantes a Isla Nublar»
―Extracto de la propuesta de regulación de la Ley de Guardia Genética, supuesto representante de Masrani Global [nombre desconocido], marzo de 2003.

Se presentó una propuesta para regular la Ley de Guardia Genética ante la UHCS en el año 2003. Un representante de BioSyn, haciéndose pasar por miembro de la junta de Masrani Global Corporation, solicitó que se levantaran las restricciones sobre el “desarrollo adicional” de la ciencia de la des-extinción. Se dieron como justificación “razones de avance médico”, ya que el uso biofarmacéutico de organismos des-extintos podría traer más beneficios que daños. Los miembros clave de la UHCS aceptaron los términos propuestos y las regulaciones fueron aprobadas (esta vez por el 108º Congreso de los Estados Unidos, cuyo el presidente de la Cámara en ese momento era Dennis Hastert). Por su parte, el Senado, en ese entonces presidido por el vicepresidente Dick Cheney, estuvo nuevamente de acuerdo, y la regulación a la ley fue finalmente aprobada por el presidente George W. Bush. El representante aseguró que Masrani Global continuaría brindando el máximo cuidado a los especímenes más antiguos, pero ahora también tenían derecho a continuar la investigación sobre el empalme de genes.

Masrani Global no perdió tiempo en intensificar la investigación ahora que la ley ya no era un obstáculo. Parte de esta investigación realmente era de naturaleza médica, siendo la compañía más nueva de la corporación Medixal Health, con sede en Nueva York. Sin embargo, detrás de escena, InGen estaba proliferando rápidamente y desarrollando nuevos activos, además de reanudar el trabajo en aquellos que había abandonado durante los años más fuertes de la Ley de Guardia Genética. Una nueva versión de Jurassic Park, llamada Jurassic World, fue construida en Isla Nublar sobre las ruinas del antiguo parque. En 2005, el Acta de Guardia Genética fue reemplazada por la Ley de BioSeguridad Prehistórica, que tenía la intención de controlar la vida des-extinta en lugar de proteger sus derechos.

En 2004, los científicos notaron un colapso de la población en Isla Sorna y Masrani Global intervino; mientras que la causa del colapso se atribuyó a los cazadores furtivos, las enfermedades y los conflictos entre los animales, la causa real fue la sobrepoblación y la escasez de recursos; la clonación ilegal a finales de la década de 1990 había sobrecargado el ecosistema de la isla más de lo que podía soportar. InGen Security reunió a los animales y transportó a la mayoría de ellos a Isla Nublar a tiempo para el día inaugural de Jurassic World en 2005. Algunos ejemplares desaparecieron silenciosamente, en parte víctimas de cazadores furtivos, mientras que otros parecen haber permanecido de forma encubierta en Isla Sorna por razones desconocidas. InGen continuó trabajando con las Naciones Unidas para monitorear la isla, pero la comunidad internacional le había otorgado a la compañía acceso básicamente ilimitado.

Jurassic World operó con éxito durante diez años y seis meses, tiempo durante el cual se lograron avances sustanciales en la ciencia genética. La des-extinción impulsó la mayor parte de esta investigación, y el dinero generado por Masrani Global fue utilizado para financiar los estudios continuos del Dr. Wu sobre el empalme de genes. Fue uno de sus experimentos lo que finalmente provocó el cierre del parque en diciembre de 2015; Indominus rex, una especie de terópodo diseñado por el Dr. Wu con aportes de Vic Hoskins, de InGen Security, y financiado por la Fundación Lockwood a través de Eli Mills. Varios activos animales y empleados de InGen (incluidos Simon Masrani y el propio Hoskins) murieron durante el incidente, que culminó con la propia muerte del espécimen de indominus; decenas de civiles también resultaron heridos en el caos.

Una investigación legal sobre el incidente tuvo lugar casi de inmediato, con la ex Gerente de Operaciones de Jurassic World, Claire Dearing, actuando como denunciante de la colusión del Dr. Wu con Hoskins; ella no descubriría la participación de Mills sino hasta varios años después. El 114º Congreso de EE. UU. se reunió para investigar los actos de mala conducta bioética a finales de 2015 y, en marzo de 2016, se abrió una nueva investigación: las violaciones de la Ley de Guardia Genética a finales de la década de 1990. Más denunciantes comenzaron a ver la luz, revelando que las regulaciones de 2003 se habían producido a través de un “proceso intencionalmente engañoso” que involucraba soborno y corrupción; la participación de BioSyn no fue descubierta en ese entonces, lo que permito que toda la responsabilidad fuera adjudicada a Masrani Global. Los denunciantes también revelaron que varias de las especies presentes en Isla Nublar habían sido clonadas antes de que se modificara la ley, no después. También se descubrió un rastro documental que confirmaba el soborno, y los miembros corruptos del Comité fueron rastreados y arrestados. Más evidencia de violaciones llegó en forma de datos electrónicos distribuidos en línea por un hacker anónimo usando el alias JUR@55!_H@K3R, quien publicó documentos confidenciales de InGen que incluyen evidencia de clonación ilegal.

La evidencia de corrupción generó una prensa negativa en torno a la Ley de Guardia Genética a la vista del público. Funcionarios electos habían sido sobornados por parte de representantes corporativos que supuestamente obtenían ganancias de Masrani Global Corporation, probablemente sin el conocimiento de su popular director ejecutivo, para alterar el acta; además, InGen nunca había obedecido verdaderamente la ley en primer lugar. Si bien el Dr. Wu se había dado a la fuga después de los eventos de 2015, muchos de igual forma sintieron el impacto de sus crímenes. La búsqueda del científico renegado, ahora despojado de sus credenciales por sugerencia del Comité Nacional de Ética en Investigación Médica y Sanitaria, resultó en fracaso durante varios años; mientras tanto, el debate sobre los derechos de los animales des-extintos se encendió una vez más, esta vez sin el Acta de Guardia Genética como factor. Un artículo acerca de este proyecto de ley y sus regulaciones de 2003, incluida información sobre las prácticas corruptas que hicieron que fuera impotente, fue publicado por Zia Rodriguez, activista del Grupo de Protección de Dinosaurios, en 2018, periodo en que la mayoría del público en general consideraban que el acta estaba “muerta”: dicho artículo tenía la intención de revelar la mala conducta que tuvo lugar, repasar los eventos recientes y actuales, y obtener el apoyo del público estadounidense para hacer cumplir de manera activa y efectiva las políticas de los derechos animales.

Restricciones y obligaciones impuestas por el Acta[]

Protección de especies en peligro de extinción[]

El primer y más importante propósito de la Ley de Guardia Genética era extender los derechos de las especies amenazadas de extinción, tal como se definen en la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973, a las formas de vida des-extintas, incluidas sus regulaciones de 1978. Esto significaba que, si el gobierno federal de los Estados Unidos consideraba que una especie des-extinta cumplía con los criterios para el estado de “en peligro de extinción”, se debía designar un hábitat crítico para esa especie. El hábitat crítico no puede ser destruido por ninguna agencia federal, y las especies incluidas en la lista no pueden ser apropiadas (matadas, acosadas o dañadas de otra manera) o poseídas sin un permiso. Las agencias federales usan sus autoridades para conservar estas especies y no pueden poner en peligro su existencia. Para que una especie sea considerada en la lista como en peligro de extinción, debe enfrentarse a la destrucción o modificación dañina de su hábitat, sobreutilización para fines humanos, disminución de la población debido a la depredación o enfermedad, insuficiencia de la regulación gubernamental que resulte en daño a su población, u otros factores naturales o antropogénicos que amenacen su existencia continua; las excepciones a esto incluyen miembros de la Clase Insecta, que el Departamento del Interior considera plagas.

Si bien este aspecto de la Ley de Guardia Genética técnicamente aún existe, ya no se aplica. Hasta 2004, tanto Isla Sorna como Isla Nublar fueron designadas como hábitat crítico; Isla Sorna fue anulada de esta designación debido a un evento de cascada trófica que resultó en un colapso de la población de la mayoría de las especies en la isla. Luego, Isla Nublar fue utilizada por Masrani Global como parque temático y zoológico, aunque Jurassic World también funcionó como reserva biológica. El parque cerró en diciembre de 2015 y, aunque Isla Nublar se consideraba un hábitat crítico, no se hicieron esfuerzos para garantizar su supervivencia. La actividad volcánica que tuvo lugar en 2018 amenazó con extinguir a la mayoría de las especies de la isla, sin embargo, dado que Isla Nublar es territorio costarricense y, por lo tanto, está fuera de la jurisdicción estadounidense, los Estados Unidos no intervinieron para proteger el territorio; Masrani Global tampoco hizo ningún esfuerzo por salvar a los animales, considerándolo un desperdicio de recursos. En última instancia, el 115º Congreso de EE. UU. votó en favor de no tomar ninguna medida con respecto a la situación de Isla Nublar, eliminando efectivamente las protecciones de especies en peligro de extinción de las especies des-extintas. En particular, los gobiernos de Estados Unidos y Costa Rica, así como las Naciones Unidas, también permitieron que se extinguieran otras especies naturalmente endémicas de la isla, como el ciervo copetudo de Nublar, atrapado en el fuego cruzado político que rodea a los dinosaurios y finalmente olvidado por activistas y críticos por igual.

Dado que las especies prehistóricas no se extinguieron durante la erupción del Monte Sibo en 2018, sino que fueron liberadas en el noroeste del Pacífico e introducidas en el mercado negro, los Estados Unidos y otros gobiernos nacionales se enfrentan a la tarea de determinar si las protecciones de especies en peligro de extinción para estos organismos deben hacerse cumplir o eliminarse formalmente. Parece que aún no se ha tomado una decisión final, aunque el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. ahora es en gran parte responsable de monitorear y contener a los animales. También están involucrados otros organismos gubernamentales de los Estados Unidos; desde el incidente en Jurassic World, numerosas partes fuera de InGen han demostrado tener acceso a la tecnología de des-extinción, lo que complica aún más el problema. Entre 2019 y 2022, BioSyn Genetics obtuvo los derechos exclusivos para reunir y contener animales des-extintos en territorio estadounidense y en otras partes del mundo; esto concluyó con la exposición de Aliados Hexápodos, un programa de agronegocios realizado por la empresa que provocó la plaga de langostas híbridas a principios de la década de 2020. Hoy en día, el denominado Santuario de BioSyn Genetics, que alberga a muchos de los animales, está bajo la supervisión de las Naciones Unidas.

Limitación del acceso a hábitats de especies des-extintas[]

Si bien las protecciones de la Ley de Especies en Peligro de Extinción designarían un hábitat crítico para las especies en amenaza de extinción, la Ley de Guardia Genética  también restringe formalmente el acceso a Isla Nublar e Isla Sorna. Sin embargo, qué órgano de gobierno tiene la autoridad para otorgar acceso a las islas nunca ha quedado del todo claro; cuando se redactó el acta en 1997, tanto John Hammond como el gobierno de EE. UU. tenían la intención de otorgar este poder a las Naciones Unidas, trabajando en conjunto con el Departamento de Reservas Biológicas de Costa Rica. Dado que las islas se encuentran fuera de la jurisdicción de los Estados Unidos, pero están arrendadas por una empresa con sede en territorio estadounidense, se encuentran en una situación legal complicada y la protección de las islas se delegó en gran medida a las Naciones Unidas. Los gobiernos de Estados Unidos y Costa Rica estuvieron involucrados en un grado limitado; una estación de monitoreo ubicada en San Juan estaba en funcionamiento a principios de la década de 2000, sin embargo, no había logrado evitar el acceso ilegal a la isla desde los primeros años del Acta de Guardia Genética.

Desde 1999, a Masrani Global Corporation se le ha permitido el acceso a Isla Sorna, aunque al principio este era muy limitado, mientras que el acceso a Isla Nublar fue otorgado en 2002, básicamente sin restricciones. Las poblaciones de dinosaurios eran mucho más bajas en Isla Nublar que en Isla Sorna, por lo que la primera escapó a la atención de la mayoría de los órganos de gobierno hasta que Simon Masrani anunció su intención de reconstruir Jurassic Park, ésta vez bajo la nueva marca Jurassic World, en 2003. Un año después, se documentó la infame cascada trófica en Isla Sorna, y Masrani Global también obtuvo acceso completo a esa isla para salvar a las especies de-extintas de la región. A principios de la década de 2010, las islas eran monitoreadas por una coalición multinacional que involucraba a las Naciones Unidas, Costa Rica, e InGen Security, esta última bajo el mando de Vic Hoskins. En la actualidad, Isla Sorna sigue siendo una zona restringida y permanece fuera del alcance del público. Originalmente se asumía que Masrani Global era la entidad principal que controlaba el acceso, ya que la isla continuaba estando arrendada hasta 2081, pero en realidad se desconocía por completo qué organismo rector decidía quién podía o no visitar Isla Sorna. El Departamento de Vida Silvestre Prehistórica describe que Isla Sorna es monitoreada por “el gobierno de Costa Rica en estrecha colaboración con empresas de terceros”, y sugiere que la isla todavía cuenta con la presencia de formas de vida des-extinta.

Mientras tanto, Isla Nublar estuvo mayormente abierta al público desde el 30 de mayo de 2005 hasta el 22 de diciembre de 2015, luego de lo cual fue puesta en cuarentena por las Naciones Unidas y restringida excepto para personal gubernamental limitado. Debido a la ubicación remota de la isla y la falta de interés público, las incursiones ilegales fueron relativamente comunes entre el cierre del parque y la erupción del Monte Sibo. Hoy en día, Isla Nublar todavía se ve afectada por la actividad volcánica y se considera inhóspita. Se cree que gran parte de la vida prehistórica en la zona se ha extinguido y la mayor parte de la infraestructura existente se destruyó, lo que eliminó en gran medida la preocupación de intrusiones a la isla, y no se ha realizado ningún seguimiento in situ desde principios de 2018.

Prohibición total de más des-extinción[]

El aspecto más controvertido de la Ley de Guardia Genética fue la prohibición general de la investigación de des-extinción, que se sumó a las obligaciones de bienestar animal impuestas a International Genetic Technologies con respecto a los seres vivos que su investigación había producido. Al momento en que se redactó el acta, InGen había perdido a su último director ejecutivo, Peter Ludlow, y estaba cediendo en gran medida a la autoridad percibida de su director ejecutivo y fundador original, John Hammond, quien fue una de las mentes detrás de la ley. Por lo tanto, los funcionarios de InGen declararon con aparente honestidad su intención de cumplir con la orden del acta de brindar el cuidado adecuado a los organismos creados a través de la investigación de des-extinción, así como de cesar toda actividad relacionada a este proceso.

Sin embargo, no todos los empleados de InGen estuvieron de acuerdo, incluido el Dr. Henry Wu, el genetista en jefe la empresa y hasta ese momento un amigo cercano de Hammond. Dentro de los cien días posteriores a la adquisición de InGen por parte de Masrani Global Corporation, varios científicos de InGen, probablemente incluido el Dr. Wu, regresaron ilegalmente a Isla Sorna y reanudaron las actividades de clonación. Esta operación resultó en un impulso en la investigación científica de InGen, la recreación de varias especies extintas y un aumento en gran medida las poblaciones de especies nuevas y antiguas; para 1999, la Zona B había sido completamente infiltrada por BioSyn durante el denominado Proyecto Regenesis. Tras nueve meses, InGen abandonó esta operación por temor a que las patrullas de las Naciones Unidas terminaran descubriéndola, e Isla Sorna gradualmente lidio con una superpoblación extrema. A su vez, BioSyn también abandonaría la isla en el 2000. Para 2004, el ecosistema de la isla estaba en un estado de cascada trófica, y Simon Masrani, quien culpó a la caza furtiva por el desastre, reubicó a la mayoría de los dinosaurios en Isla Nublar, donde fueron alojados en Jurassic World.

Durante este periodo, un agente de BioSyn que se hacía pasar por representante de la compañía de Masrani expuso ante Congreso de los Estados Unidos una propuesta para regular la Ley de Guardia Genética. Se argumentó que prohibir todas las investigaciones sobre des-extinción limitaba la capacidad de Masrani Global de utilizar los recursos de InGen para la investigación médica, lo que a su vez limitaba su capacidad para aumentar el bienestar animal y humano por igual. Aunque este argumento aparentemente era convincente, varios miembros clave de la junta que finalmente aprobaron las regulaciones habían sido sobornados. Esto condujo a las regulaciones de 2003, que suavizaron las restricciones impuestas por el Acta de Guardia Genética. En ese momento, parecía que el acta simplemente se había flexibilizado para permitir el desarrollo de nuevas técnicas de empalme de genes que beneficiarían la investigación médica. Con el tiempo, sin embargo, quedó claro que la ley había sido más o menos desgarrada por estas regulaciones y que ya no tenía influencia sobre la opinión pública o gubernamental. Desde las regulaciones de 2003, la Ley de Guardia Genética ha perdido poder y, a mediados de la década de 2010, ya no se consideraba una legislatura efectiva.

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